martes, marzo 21, 2006

El pibe de la varita


Toda persona que este en el ambiente del tenis o sea un simple fanático de los deportes se pregunta ¿qué le pasó a Guillermo Coria? Las explicasiones de expertos se repiten adjudicando problemas de confianza en el saque.
Desde aquella fatídica final de Roland Garros en 2004,(perdío el partido practicamente ganado frente a Gaudio),todo se le hizo cuesta arriba al "Mago" de Rufino, que un mes antes supo ser el número tres del escalafón mundial e ídolo indiscutido en cualquier court del mundo que jugara.
Hoy, como él mismo dijo, le perdieron el respeto. Ya nadie le teme al jugador con cara de niño que corría incansablemente llegando a cada pelota y definiendo jugadas con toques magistrales, como solo el podía hacer.
Lejos de sus tardes de gloria, el "Mago", perdió literalmente su varita.
En lo que va del año esta mostrando un nivel de juego muy lejano al de un nº 7 del mundo, promediando casi 12 dobles faltas en partidos de sólo dos sets gracias a sus llamativos e innumerables problemas con su saque.
Su presente es muy complicado, porque no se ve una salida sencilla, ya que en estos casos se hace una cadena: débil, sin la confianza habitual ni la mentalidad aguerrida y positiva que lo caracterizó casi siempre, no suma triunfos, con el agregado clave de que sus adversarios ya no dudan ante su presencia y saben que tienen grandes posibilidades de conseguir una victoria importante.
Pero volvamos al principo del problema. La final del Abierto Francés, en la que estuvo dos sets arriba de Gaston Gaudio, en lo que estaba siendo, una paliza histórica para una final de Grand Slam, y justamente en el torneo soñado, en "su" torneo.
Pero "Wlly" no lo soportó. Su entusiasmo y ansiadad por estar logrando su primer título grande le jugaron una mala pasada. Los calambres, la amargura y el llanto del final fueron postales que recorrieron el mundo.
Luego de esa frustración gigante, fue operado del hombro derecho y volvió en el Masters final para probarse -y sufrir- con otros grandes. Ya el año pasado mejoró, al punto de acceder a las definiciones de Montecarlo y Roma, en las que por muy poco no pudo con la revelación mundial, el español Rafael Nadal.
Pero fracasó en el Abierto de Francia, cuando fue eliminado en los octavos de final mientras buscaba su revancha personal. Así y todo, logró en Umag, sobre sus preferidas canchas de polvo de ladrillo, su único torneo del 2005. Es más: después se metió en los cuartos de final del US Open, pero sufrió una dura caída ante el local Robby Ginepri, y fue finalista en Beijing, donde volvió a ser superado por Nadal, su sombra negra.
Desde entonces, en septiembre, perdió 12 de sus siguientes 17 partidos. Sí, apenas cinco triunfos en casi medio año, incluida la semifinal de la Copa Davis en Eslovaquia, donde no pudo sacarles ningún set a Karol Beck y Dominik Hrbaty, y sus traspiés en la Copa Masters de Shangai (ante Nalbandian, el croata Ivan Ljubicic y el suizo Roger Federer, nada menos).

Si bien en lo global superó lo previsto por sí mismo, la recta final, post-US Open y Copa Davis, dejó una huella demasiado preocupante. Y, como si fuera poco, se quedó sin el técnico español José Perlas.
Para Coria, un deportista que ya superó las barreras de los 5.000.000 de dólares en ganancias oficiales y los 300 partidos, que ostenta dos títulos Masters Series y perdió otras cinco finales de esa categoría (la escala inmediata a los Grand Slam), son golpes durísimos las derrotas ante rivales claramente inferiores, de otro nivel.

La "mochila" que lleva a cuestas es la de un servicio lleno de vacilaciones y, por consecuencia, de doble faltas. Si bien nunca tuvo un saque demoledor, al menos lo ponía en juego muy bien; pero ahora, más allá de algunos problemas cuando tira la pelota hacia arriba, el drama es emocional. Como se dice en el ambiente, se "atrapa" mentalmente.
Sólo el puede salir de este laberinto y volver a ser el de antes. Ahora con el español Higueras como nuevo coach intentará enderezar el rumbo y reencontrarse con el hambre de gloria perdida. El lo necesita, y el tenis argentino también.